lunes, 9 de diciembre de 2013

Nîti Shâstra

NÎTI SHÂSTRA
(“TRATADO DE POLÍTICA”, de Kautilya Chânakya, 350-277 a.C.,
que recopila 307 citas sobre sabia conducta y sabiduría racional)




Como está la fragancia en la flor,
el aceite en la semilla de sésamo,
el fuego en la madera,
la mantequilla en la leche
y el dulzor en la caña de azúcar,
así está el alma en el cuerpo.


Como el ternero encuentra a su madre
entre miles de vacas,
así los resultados de las acciones
de las vidas pasadas
encuentran al que las cometió.


El cuerpo físico es mortal,
la riqueza no dura para siempre
y la muerte nos acecha incansablemente.
Busquemos, por tanto, la virtud.


La verdad es mi madre;
mi padre es el conocimiento.
La rectitud es mi hermano
y mi amigo, la compasión.
La paz es mi esposa
y el perdón es mi hijo.
Todos ellos son
mi verdadera familia.


Hay tres joyas en el mundo:
el agua, el alimento y las buenas palabras.
Pero el necio
considera joyas a algunas piedras.


El mérito hace grande a una persona
y no el estar en un alto puesto.
¿Se convierte acaso el cuervo en águila
por posarse en las torres de un palacio?
¿Para qué le sirve un espejo
al que no tiene ojos?
¿Para qué le sirven los libros
al que no emplea su intelecto?


Aunque posea belleza,
familia y linaje,
un hombre sin cultura
es como una flor sin fragancia.


No hay en la tierra riqueza
con que se puedan pagar
las enseñanzas
de un verdadero maestro.


Si hablas verdad,
no necesitas hacer penitencias.
Si tu conciencia está limpia,
no precisas hacer peregrinajes.


El hombre sabio
considera como madres
a las esposas de otros hombres,
considera como barro las riquezas ajenas
y ve a todos los seres
como si fueran él mismo.


Quien critica a los otros
sin conocer sus méritos
es como una mujer tribal
que recoge el fruto caído del árbol
y desprecia la joya perdida
por ignorar su valor.


El que te engendra,
el que te inicia,
el que te educa,
el que te alimenta
y el que aleja de ti los miedos:
estos cinco merecen
el nombre de padre.
La gente baja desea riquezas;
los mediocres quieren prosperidad y fama;
la gente noble desea dignidad,
pues ésta es la riqueza de los hombres honrados.


Para el sacerdote, Dios está en el fuego;
para un sabio, en el corazón.
Dios está en la imagen para el ignorante
y en todas partes para el justo.


La caridad, el estudio, la penitencia
durante una vida
hacen avanzar al que los practica
en la vida siguiente.

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